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MATAR CON ESTILO - DIANNA DIVERNO

Patricia Thompson estaba en la compra esa mañana. A pesar de tener el mejor servicio en la casa, a ella le gustaba hacer la compra. No quiso pasar su tiempo en las tiendas de ropa. Mucho más disfrutaba en los mercados o supermercados.
Patricia Thompson era rubia gracias a teñir su pelo rubio en un salón . Ella pasaba horas en un solárium y siempre llevaba ropa de los famosos diseñadores europeos. Patricia Thompson tenía todo lo que podría imaginar, pero no estaba satisfecha con su propia vida. Como si su vida fuera un cuadrado grande al que siempre faltaba un rincón. La falta de ese rincón tan importante parecía como un castigo para los bienes materiales que tenía en abundancia.
Algunas veces le faltaba un amante, otras veces vacaciones. Y cuando se iba de vacaciones con algún amante, le faltaba alguien para amar. Sabía que nunca podría amar a sus amantes, por eso compraba perritos blancos. Estaría ocupada por un tiempo y entonces otra vez le empezaba a faltar las vacaciones o amante. Su psiquiatra decía que se tratara de melancolía y aburrimiento que Patricia Thompson tenía en abundancia. Su psiquiatra pensaba que ella siempre encontraría alguna razón para sentirse mal. Pero Patricia no estaba de acuerdo con él. Y volvería a ir de vacaciones.
En ese momento estaba consciente de ese rincón y sabía que no se sentiría mejor por la compra, nada borraría ese vacío, así que se dirigió hacia Tampa, donde la esperaba su amiga, Victoria Bray Bell. Con Viqui podría hablar sobre todas esas cosas que la habían torturado últimos días. Viqui era mejor conversador que su psiquiatra. Si no se tratara de algo muy importante no visitaría Viqui Bell y no hablaría con ella sobre eso.
Viqui estaba en la parte trasera del jardín, entre la piscina y la parte para la barbacoa. Era la mejor parte del día, hacía muchísimo calor, prometiendo un buen bronceado para Viqui. Aunque su ex marido siempre hablaba mal sobre ese tipo de tomar el sol, Viqui decía que era mejor y más sano que solárium.
Viqui Bell estaba un poco sorprendida por la visita de Patricia Thompson. Se vieron el fin de semana pasado y ellas solían verse cada dos semanas, así que ahora estaba impactada por esta visita inesperada. Apenas Viqui Bell leyó y se acomodó para tomar el sol, oyó el coche y sabía que Patricia ya había llegado. Estaba decepcionada porque no podría tomar el sol.
Se levantó de mal humor y puso su bata favorita, el regalo de su ex marido, se dirigió hacia la casa para abrir la puerta a su amiga. Al camino hasta la casa Viqui se quejaba, estaba de muy mal humor, pero estaba dispuesta a abrir la puerta como una verdadera anfitriona de Tampa que está de buen humor.
Dejó a Patricia Thompson entrar y vio que ella otra vez dejó su coche en césped debajo de los árboles, no prestando atención a la hierba, que quedaría un desastre después de su visita.
Las dos eran rubias, iban al mismo peluquero, tenían los labios siliconas. Las dos no pudieron ver que exageraron y que no parecían naturales. Como si Luisiana o la sociedad que las rodeaba no soportaban las diferencias.
- Estoy tan feliz de verte! – dijo Viqui Bell cuando vio Patricia Thompson en la ropa elegante. Su ropa era de los diseñadores europeos y ese estilo era lo que destacaba a Patricia Thompson de todas sus amigas.
- Yo también. El día es caluroso y horrible – empezó a hablar Patricia Thompson. Ella sabía muy bien hablar sobre el tempo de una manera desgarradora y convertirlo en el monólogo sobre su vida infeliz.
- Estuviste comprando hoy?
- Sí, el miércoles es el día para comprar.
- Es cierto… - dijo Viqui Bell pensando sobre las horas perdidas de tomar el sol. La compra era una de últimas cosas sobre cuales Viqui Bell pensaba en ese momento.


Traducción- Branka Oparusic



Post je objavljen 18.11.2018. u 18:21 sati.