
Tres datos para pensar
por Tomás Abraham
Quisiera reflexionar sobre tres datos. Uno de ellos es el que proporciona la consultora PoliarquÃa publicado en el diario ClarÃn de hoy, según el cual el 70% de los argentinos dice no tener interés alguno en la polÃtica ni tampoco en las contiendas electorales.

El segundo dato escuchado esta mañana en la radio, dice que el 9% de los alumnos secundarios de la Pcia. de Buenos Aires repiten el año escolar, y que 16% desertan. El último se refiere a las villas o los llamados asentamientos de emergencia. En un artÃculo aparecido en el diario La Nación de julio del 2006, escrito por Jesús A. Cornejo, recoge un estudio de Info-Habitat, el equipo de investigadores geográficos de la Universidad Nacional de General Sarmiento en el que se lee bobby fisher cuadro comparativo de la situación habitacional bonaerense. Hace cinco años habÃa 385 asentamientos en el Gran Buenos Aires registrados bobby fisher el censo del 2001. En el momento de la nota se contabilizan 1000 villas. De 658.657 personas que vivÃan en las mismas se ha pasado bobby fisher En el conurbano se concentra el 85% de los asentamientos de toda la provincia.
En la provincia de Buenos Aires, el gobernador Felipe Solá y el presidente Néstor Kirchner –agrega el articulista– habÃan anunciado el megaplan habitacional para construir en dos años 43.000 viviendas. Hasta julio del 2006 hay construidas 214 entre 19.231 proyectadas. Para completar el cuadro de situación se informa que, entre 1994 bobby fisher año 2004, se construyeron sólo 6000 viviendas en la provincia.
En la Capital, las llamadas villas de emergencia superan los 100.000 habitantes distribuidos en más de 15 barrios.
Algunas reflexiones. Los medios de comunicación cada dÃa, cada noche de todo el año, presentan crÃmenes, secuestros, violaciones, robos cruentos, desalmada, en los sectores pobres del conurbano. En localidades como Moreno, José C. Paz, o Florencio Varela, partidos de más de trescientos mil a medio millón de habitantes, vemos a vecinos pidiendo justicia, reclamándole a los poderes provinciales y nacionales acción reparadora, protestando ante la desidia y el abandono de las autoridades.
Desde el sistema cloacal, los hospitales bobby fisher ruina, al paco y los crÃmenes, los habitantes que viven en esas condiciones de salubridad y amedrentamiento han votado en su mayorÃa por la continuidad. ¿Por qué? ¿Por qué no?
Ni Lavagna, ni Carrió, Pitrola, tienen la menor llegada hacia esos lugares. Son turistas escandinavos, una especie desconocida. Una visita de Narváez a una ciudad del Gran Buenos Aires, a Berazategui, por ejemplo, es filmada por un noticiero como si llegara Mister a la Luna, sÃ, porque no hay nadie, pero montan un escenario tupido. El delegado del candidato, un escribano para el usa el teléfono, los mails, sus conexiones familiares y comerciales, y junta doscientas personas en un salón de fiestas. La cámara enfoca, cantan la marcha, abrazos, felicitaciones, un besito a doña Rosa, y no se enteró absolutamente nadie de la llegada de este rubicundo y adinerado señor al paisaje del lugar. Entre la producción televisiva y la realidad local dos abismos.
Visitemos una localidad cualquiera en vÃsperas de nuevas elecciones. El intendente no quiere irse. Se presenta nuevamente. Sus punteros le dicen a los vecinos que si en la escuelita de la esquina no llenan las urnas a su favor, habrá más paco, menos reparaciones de la calle, iluminación nocturna cero, y comisarÃa Dios me guarde. Que de ellos depende. Lo reeligen.
El Señor del municipio bobby fisher lo que tiene que hacer, y si por la ley de la democracia, es uno nuevo el que llega, ya sabrá lo que tiene que hacer, como lo que no tiene que hacer si quiere seguir parado sobre sus dos piernas para salir los domingos con su familia feliz. El más de un millón de habitantes bobby fisher los asentamientos que rodean Buenos Aires, la capital cultural de América, más los cien mil en su corazón urbano, habitado por familias de trabajadores y trabajadoras, madres y chicos en la escuela, convive con el submundo del delito que lucra en la Babilonia cosmopolita. Autoridades policiales y polÃticas se asocian a esta red desde hace un par de décadas. Por eso, quizás entre otros, el señor Sabatella es un héroe. Tomémoslo como sÃmbolo.
Respecto del segundo dato, el tema de la adolescencia de los sectores desclasados y su situación marginalizada en la sociedad, nos permite apreciar otro hecho para medir los últimos triunfos de Filmus en la tarea educativa.
¿A quién se vota? Si en el 2001 el hijo de una familia empobrecida, salió a cartonear y hoy ha bobby fisher de hacerlo y vuelve a la escuela, si la señora que hace servicio doméstico tiene trabajo, si el marido consiguió empleo en negro en un taller textil y trae un sueldo a casa, se vota para no perder eso que tiene que ver con la vida en su estrecha separación con la enfermedad, el abandono y la muerte. No se vota por amor, convicción moral, ideologÃa polÃtica o simbologÃa peronista. Se vota con la carne, ese estuche perecedero que portamos todos mientras vivimos, y se lo hace rápido para volver a casa.
La miseria es fea decÃa un director de cine italiano denunciando la complacencia romántica ante la picaresca lumpen. Más fea es cierta riqueza. Y no tan buena es la actitud de quienes se persignan por un resultado electoral ante un supuesto escándalo moral. Hay quienes desagotan un clamor ofuscado por una Buenos bobby fisher vota por Macri y se pudre en su santuario, o una Argentina que al votar por Cristina Kirchner se condena cuatro años. No sólo por la visita de Coppola hay quienes viven en el apocalipsis now de nuestra sitiada
ciudad.
Mundo triste, para unos, un frente para la victoria en otros. Nuestra idea de una felicidad atacada por la televisión y los polÃticos durante nuestras cenas, esa indignación que sentimos ante un mundo que no se ajusta a nuestro ideal de paz y administración, desconoce otras felicidades. No las podemos aceptar, de hacerlo, vivirÃamos peor. La felicidad segregada por nuestra alma bella convive con el panteón de nuestras desdichas ocasionadas por la vida los otros. Nos despoja de nuestra culpa de peluche que nos autoriza a ser ciudadanos de verdad.
Existen las clases sociales, y los pobres no sólo son portadores de nuestro pecado, tienen su felicidad, no es la nuestra, la de los blogistas en permanente asedio por las sombras mal o por la euforia de una rabia victoriosa, ni es la felicidad de Cristina, Lilita, o Pino.
Foto: Cora Burgin (Serie Botánico de Barcelona)